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Dice de su costura que es manual y artesana, delicada y dedicada a los detalles. Arantxa Ochandorena, que tuvo la suerte de dar muy pronto con su pasión, cuenta con 25 años de experiencia. Entre tules, lentejuelas, cuero fruncido, presillas y agujas, Arantxa repasa hoy para madeinpamplona las primeras hiladas de su negocio.
Un producto bruto
Estudió diseño y aunque en una ciudad no muy abierta desde el punto de vista textil, ha sabido encontrar su espacio en Pamplona. El boca a boca le ha permitido crecer con estabilidad y hacerse con un público exigente y cuidadoso con lo que deciden vestir. Hoy que también sufre el impacto de los medios, Arantxa ha descifrado en las herramientas audiovisuales una ayuda y dispone de una página web y un blog.
La costura a medida permite elegir con qué tejidos y formas construir, y otorga el poder de la elección. Es versátil, práctica y con capacidad de adaptación. Así lo cuenta Arantxa, “el trato personal es lo que me diferencia”. Un “cuéntame” precede cualquier diseño. Y es que es esencial conocer al cliente, el mimo del cuerpo y adaptar las telas a cada situación y necesidad. Es responsabilidad de la diseñadora ponerse en la tesitura del cliente y transmitir humanidad en cada puntada. El agradecimiento y el cariño del cliente es el mejor feedback que Arantxa puede pedir.




Marca la diferencia

No tiene miedo a las grandes superficies y les planta cara. Originalidad, cercanía y adaptación: esas son sus armas. Su experiencia en su primer trabajo como dependienta le descubrió que no le gusta la agresividad de la venta y opta por la delicadeza. Y para ello sacrifica más tiempo de su vida personal del que le gustaría. “Es muy fácil y cómodo llevar una aguja y un dedal, por eso siempre tengo un par en la mano”, nos cuenta. No hay horarios: el tiempo y la dedicación son valores añadidos de la marca.
Arantxa no niega el avance de la tecnología e incluso se suma a las grandes producciones: colabora con la casa Mangas pero siempre dice estar detrás de las máquinas. El hombre sigue siendo superior a las limitaciones de la tecnología.
La diseñadora no sueña con expansión, sino con mantenerse. “Solo pido que las novias y los clientes me busquen a mí y quieran mi trabajo”. Encuentran en Arantxa ese don innato: la capacidad de visualizar, de moldear la tela. Aunque el trabajo siempre es en equipo, el vestido lo hacen juntas clienta y diseñadora. Tomemos medidas, elijamos telas y enhebremos las agujas que hoy diseñamos todas nuestra pieza única. ¡Manos a la obra!